Un alto en el camino
4 de junio de 2014 a las 19:32
Es bueno de vez en cuando parar y descansar.
En el remanso de la tranquilidad del agua ves reflejado
deseos y pensamientos. Unos se acercan, otros, se alejan, como ondas que se van
perdiendo en el espacio y que sabemos mueven los recuerdos, y aunque perduren,
nos hacen sentirnos diferentes.
Cada amanecer es distinto. El sol siempre va delante de
nosotros. Pero cada mañana, sentimos que es nuevo el calor que nos genera
dentro de nosotros.
Ha pasado la noche, y su oscuridad abierta a la luz nocturna
de los recuerdos nunca deja de acompañarnos, pero siempre nos ayuda a
entendernos mejor.
Reflexiones.
Me levanto. A veces noto pequeñas heridas en los pies o
grandes cicatrices en el corazón. Camino y a pesar de intentar olvidar el
dolor, sigue existiendo y me acompañara.
Pero esa fuerza interior no debe ser menor porque duela. Al
contrario, deseo ir por la orilla, encontrar sonrisas en el camino y ser
consciente que serán solo un alto en mi camino.
A veces, deseas compañía, ves que a tu lado alguien te hace
ver la luz de otra manera a la que tú crees. Pero no es posible.
Esa misma mirada a la vida es la que te distancia, y la que
aborda otra dirección.
Sigo solo.
No debo olvidar que aunque a mi lado comparta el camino con
las personas que amo, mi camino lo hago yo, solamente yo.
Y aunque hoy las heridas siguen provocando dolor, sé que
quizás mañana, el sol amanecerá y volveré a sentir que alguien más quiere
compartir esa mirada ante mi forma de ver la vida.
Hoy, esta tú, Harumi Oyama.
Y la vida cambio en un segundo.
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