Antonio Mora es un español creador que después de una
extensa carrera como diseñador y director de arte, finalmente termina en la
técnica para dar rienda suelta a su fantasía inagotable, a sus necesidades
expresivas ansiosos con experiencia.
Se describe a sí mismo como alguien que hace cócteles,
usando imágenes encontradas en blogs, revistas, y fundiéndolos juntos. Obras de
gran contundencia y fuerza expresiva que
no deja indiferente a nadie.
Su originalidad radica en la fusión, en la búsqueda de
combinaciones que dejan en el paladar de nuestra conciencia, sabores de la
evocación y el misterio. Las imágenes que se pueden abrir una grieta en nuestra
memoria lo que nos permite ver, aunque sólo un instante, los seres híbridos que
pueblan nuestros sueños más profundos.
Entrevista a Antonio Mora, el arte digital en España
El artista digital Antonio Mora nació en Alicante (España)
en 1957. Estudió Filología Clásica en la UNED y Diseño Gráfico en el CEV de
Madrid; aunque su verdadera formación, como él mismo nos confiesa, ha sido en
la calle y sobre la marcha. Antonio Mora nos atiende desde su estudio en Elche
y nos cuenta algo sobre su vida y sus procesos creativos. Belleza en estado
puro.
-¿Podrías contarnos algo de tu etapa como diseñador y
director de arte?
-Siempre trabajé, salvo esporádicas incursiones en otros
ámbitos, en el sureste de España. Fueron muchos años intentando hacer valer el
diseño en todos los aspectos. Todo el mundo me decía que yo vendía humo y nunca
vi nada malo en ello. Aprendía sobre la marcha solucionando cada gran o pequeño
problema de diseño con el mismo cariño. Siempre he sido muy ecléctico, mi
pasión por las imágenes procede de mi incapacidad de generar algo dibujado o
fotografiado por mí. Mi capacidad de ver más allá a partir de las imágenes fue
y es la base sobre la que fundamento mi obra. Gané algunos premios, conseguí
algunas consideraciones y por lo demás me mantenía tranquila y apaciblemente.
-Como diseñador y director de arte tuviste que responder a
las necesidades del cliente, actualmente respondes a las necesidades de tu
corazón ¿Recuerdas el momento o evento que te condujo a este momento de tu
carrera artística?
-A consecuencia de una dolencia hepática de larga duración
que culminó con un periodo de agudo deterioro físico tuve que abandonar todas
mis obligaciones comerciales, pero no así el trabajo creativo, sin budget, en
casa. Allí experimentaba, jugaba con las imágenes con la herramienta de
herramientas, PhotoShop, y encontré un modo de expresar unas emociones que
desconocía sentir y que en ese momento afloraron con fuerza. De tal modo que
cuando me recuperé, decidí dedicar tanto de mi tiempo como fuera posible a
hacer aquello que quería y dejar de estar sujeto a la tiranía de los clientes.
Y en esas estamos.
-Leí que obtienes tu materia prima de blogs y magazines.
¿Contactas con los autores?
-Esta es la pregunta clave. No, no me pongo en contacto con
los autores del material gráfico que utilizo en la composición de mis obras.
Nunca nadie me ha llamado la atención al respecto. Sé que esto a los ojos de
muchos podría restar valor a mi trabajo pero yo les diría que el arte se
retroalimenta de sí mismo, no importa tanto la técnica, es la emoción lo que
importa, el hecho de generar emociones, de inspirar. Esto me lo dice mucha
gente sensible a mi trabajo. ¿No vale? Yo robo rasgos, sonrisas, puestas de
sol, bosques, incluso cactus y acantilados, pero construyo con ello algo
original y único fuera de toda duda. Siempre he dicho también de mi trabajo que
su originalidad radica en la fusión mediante la cual se genera un nuevo ser
híbrido entre ambas imágenes lleno de fuerza expresiva e impacto visual.
-¿Trabajas con PhotoShop? ¿Cuál es tu herramienta preferida?
-Sí, trabajo con Photoshop, y no con muchas de sus
herramientas. Trabajo el degradado de la opacidad en las fronteras de las
imágenes que intervienen en la composición, la superposición de tramas,
herramientas de tono y saturación, máscaras de capa y otros aspectos de la
jerga del programa.
-¿Cuánto tiempo te lleva una imagen tipo?
-No sabría decir, a veces minutos, es un trabajo más de
intuición, de inspiración y hallazgo del punto de fusión, que laborioso, aunque
miro y remiro los originales, los retoco, hago variaciones, destruyo muchísimo
material y luego me arrepiento.
-Vamos un segundo al un plano más social. Dicen que en
tiempos de crisis lo mejor es invertir en arte. Según tu experiencia ¿es esta
afirmación cierta?
-Esto que te cuento es muy reciente, las imágenes que
circulan por ahí no tienen más de un año, 2013 ha sido un año muy prolífico y
muy enriquecedor para mí. Decidí abrir una página on line para vender mis obras
y fue una buena idea porque a partir de la página se canalizan todas las
relaciones con posibles clientes. Empiezo a vender pero curiosamente sólo en el
extranjero, en España sólo he vendido dos obras pero mis trabajos se pueden
encontrar ya en todo el mundo, desde Singapur a Turquía, o Méjico o Israel…
Mis precios están en una esfera distinta a los precios que
se barajan en el ámbito de las inversiones artísticas aunque obviamente estaría
encantado de formar parte de esa élite.
De momento no me quita el sueño. Yo disfruto muchísimo con
lo que hago, veremos hasta dónde soy capaz de llegar. Ya llamarán.
-Y para terminar, si tu hijo decidiera seguir tu camino,
¿qué consejo le dirías?
-Si mi hijo quisiera seguir mi camino le diría que fuese
apasionado, que fuese siempre ingenuo para seguir sorprendiéndose cada día y
que fuese valiente para soportar las molestias que acarrea ser ingenuo, pero
que disfrutara a tope de las ventajas que supone serlo. Sobre todo le diría que
viviese la vida con toda la intensidad que pudiera y que amara lo que eligió
hacer. Que fuese sencillo, honesto y generoso.
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