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Consensuar – Consensualmente
Se refiere a la voluntariedad y mutuo acuerdo en relaciones BDSM.
El consenso que se establece en todas las relaciones BDSM, es
precisamente lo que le dota de un contenido específico, distanciándolo de
cualquier situación de violencia no-pactada, como los malos tratos, la
violencia de género, etc. Al igual que el consenso sexual permite distinguir
con claridad cuando dos personas están haciendo el amor y cuando, al faltar
este, se produce una violación, de igual manera comparar una sesión BDSM (pese
a la apariencia de violencia verbal o física) con una situación de malos
tratos, sería como pretender comparar la noche de amor de una pareja con la
infamia de una violación.
Esta forma de consenso puede revestir múltiples formas. Por
ejemplo, mediante la escenificación de una negociación previa a la sesión, en
la que se establece el cómo, el cuándo y el grado de las actividades a
realizar, la palabra de seguridad a emplear, etc. Pero también puede adoptar la
forma de acuerdo menos elaborado, cuando existe amplia confianza por ambas
partes. En todo caso, siempre su existencia es básica para que la actividad a
desarrollar esté encuadrada en lo que se denomina BDSM. También existen
fórmulas de consenso global, especialmente en parejas que se conocen o se
relacionan habitualmente. En estos casos, no siempre se da una negociación
previa antes de cada sesión, sino que a menudo se establecen pactos más
abiertos y a más largo plazo.
Meta consenso
El metaconsenso es una forma evolucionada de consenso, propia de
algunas relaciones BDSM muy avanzadas en el mutuo conocimiento y donde se
producen situaciones de profunda confianza entre la parte sumisa y su
dominante, además de suponer una amplia experiencia por parte de esta última.
En dichas relaciones, la parte sumisa manifiesta explícitamente
que no desea asumir la responsabilidad de interrumpir la sesión en el caso de
sentir que ésta supera sus límites o su capacidad, sino que desea que sea la
parte dominante quien tome esa responsabilidad y decida en todo momento al
respecto. Esto implica, por ejemplo, que la parte sumisa asume de forma
responsable, consensuada y sensata, su deseo de que, en caso de rogar dar por
finalizada una actividad concreta (o la sesión en su conjunto), sea la
dominante quien decida aceptar o no esa petición. El metaconsenso se practicaba
de forma muy generalizada en los inicios históricos del BDSM, la época
denominada de la Old Guard, aunque era más conocido en los círculos
anglosajones con la denominación, algo confusa, de no-consenso consensuado
(consensual non-consensuality).
A raíz de popularizarse en la comunidad el concepto SSC, el
metaconsenso pasó a estar más en desuso y no volvió a vivir un relativo
relanzamiento hasta la década de los 90, aunque su práctica continua siendo
minoritaria en la comunidad BDSM. Ofrece la "ventaja", para la parte
sumisa, de no tener que preocuparse por el desarrollo de la sesión, ya que será
la misma dominante el que la interrumpa, si cree que está siendo demasiada
intensa, sin necesidad de esperar que aquella lo manifieste. Esto es
especialmente importante en los casos en donde la parte sumisa se encuentra en
un estado cercano al éxtasis, el llamado sub-space que puede sobrevenir durante
una sesión. Pese a ello, muchas de las personas incorporadas al BDSM tras el
periodo de la Old Guard, opinan que el metaconsenso es una práctica que
arrostra importantes riesgos y la consideran, por tanto, en los límites de la
comunidad.
Diversidad
Algo que sorprende al estudiar la evolución del BDSM es su
diversidad. Aunque históricamente sus raíces surgen del movimiento
sadomasoquista, cuando se desarrolla verdaderamente como aglutinador, a partir
de 1992, lo hace agrupando una amplia diversidad de prácticas, aficiones e
identidades sexuales, hasta el punto de que esa misma diversidad le confiere
uno de sus aspectos más sobresalientes.
Actualmente, el BDSM aglutina como subcultura a individuos
estrictamente heterosexuales, a homosexuales de ambos sexos y a bisexuales. A
cristianos practicantes y militantes, a agnósticos y a personas relacionadas
con otras religiones o misticismos. En cuanto a las prácticas, van desde la
mujer que le gusta usar zapatos de tacón de aguja como elemento fetichista,
constituyendo esto su única aportación no-convencional, hasta el masoquista de
alto grado que vincula dolor y placer
Todos ellos comparten una cierta estética y un elemento
común: el consenso y la tolerancia adulta, bajo el lema: “Tu gusto no es el
mío, pero me gusta que lo puedas practicar”. Solamente en la periferia del BDSM
se pueden dar algunos casos de intransigencia, hacía el resto de la sociedad o
hacía otros segmentos de la comunidad, pero es algo escasamente habitual en una
cultura que se suele distinguir por la tolerancia hacía formas de pensamiento
alternativas.
Bondage
El bondage es la práctica de encordamientos o ataduras sobre
el cuerpo humano, con fines estéticos o sexuales. Es un anglicismo (de to bind)
que asume a su vez la tradición del shibari, palabra japonesa para el arte del
encordamiento. Puede conllevar la inmovilización de la persona pasiva, o no.
Asimismo, puede incluir o no la sujeción de esta a un elemento fijo, la
suspensión parcial o total, etc. Las cuerdas suelen ser de algodón, o fibras
artificiales, pero también pueden ser de yute, paja de arroz, esparto, mezcla,
etc. También se entiende de forma extensiva como bondage las inmovilizaciones
con esposas, pañuelos, cadenas, etc. El bondage puede formar parte de una
relación más amplia, o practicarse de forma exclusiva.
Disciplina
Disciplina es un término genérico que describe las
actividades de quienes gustan, por activa o por pasiva, de la flagelación
erótica, también llamada la práctica de los azotes eróticos. Consiste en el uso
de la mano para azotar principalmente las nalgas de la persona pasiva
(recibiendo en este caso el nombre específico de spanking) o bien usando algún
instrumento, en cuyo caso se extiende la zona azotada a piernas, senos, tórax,
etc., y se habla de flagelación. Los instrumentos de azote clásicos en este último
tipo de práctica son los floggers o gatos de cola, la paleta, la canne o vara
fina y flexible de fresno o similar, la fusta y el látigo, entre otros. Y
también un sinfín de instrumentos diseñados en principio con otro propósito,
como cepillos para el pelo, zapatillas, etc.
Dominación y sumisión
En la escena BDSM se define como relación D/s o de
dominación-sumisión, la integrada por una parte pasiva, que adopta el rol
sumiso, y una parte activa, que hace lo propio respecto del rol dominante. En
todo caso se concreta en torno a un modelo de Intercambio Erótico de Poder,
(EPE), basado en el consenso.
Esta práctica, al contrario que muchas otras que forman
parte del BDSM, no se define con un término anglosajón, sino que se deriva del
latín y así se conoce también en los países anglosajones (por su abreviatura
D/s), al margen de que estos usen frecuentemente el término EPE. Algunos
estudiosos en la materia pretenden ver en ello una prueba más de las raíces
mediterráneas de este tipo de relaciones y su mayor auge en países del
Mediterráneo, respecto a los países anglosajones, donde son más extendidas las
relaciones S/M.
En la D/s se emplean las denominaciones de sumisa o sumiso,
en un caso, y las de Amo - Ama, en el otro. La denominación de Dómina o
Mistress (para dominantes femeninos), suele ser más usada en la llamada
dominación femenina profesional, más cerca de la prostitución especializada que
de las relaciones D/s. Otras denominaciones usuales aunque no tan frecuentes,
son esclavo/a, Señor/a, Tutor/a y Master/Lady. A menudo se designan con una
inicial mayúscula las denominaciones del dominante, y en minúscula las de
sumisas y sumisos.
Este tipo de relaciones con frecuencia asumen rituales
altamente elaborados y con contenidos simbólicos complejos, que enlazan a sus
practicantes de una forma mucho más intensa que en otras actividades del BDSM.
A su vez, una pareja D/s no desdeña el uso de ninguna de las otras prácticas
contenidas en el BDSM. Una sesión durante un ritual D/s puede ser breve e
improvisada, o prolongarse durante horas, incluyendo bondage, disciplina,
fetichismo, suspensiones, sexo explícito, uso del binomio placer-dolor, etc.
Pero siempre como un medio más de expresión de su relación; por eso algunos la
tienen como la forma más extensiva, interdependiente y sofisticada dentro del
BDSM.
Determinados símbolos propios de las relaciones D/s, como el
collar de sumisión y el anillo, que en su origen se usaban como instrumento de
mutuo reconocimiento social (al igual que los gestos masónicos en la logia), se
han extendido a lo largo y ancho de la escena BDSM, perdiendo parte de su
carácter diferenciador en el interior de la propia escena y pasando a
convertirse poco menos que en símbolos genéricos del BDSM. En algunos casos,
incluso, han transcendido los límites de la comunidad y forman parte hoy en día
de algunas de las expresiones populares de moda vanguardista.
Sadomasoquismo
El sadomasoquismo es un término genérico que define
relaciones en las cuales el binomio dolor-placer tiene una gran importancia como
medio de materializar relaciones de intercambio de poder. Se denomina sadismo,
por otra parte, a la práctica activa que realizan las personas que sienten un
placer sexual al castigar a otra. Masoquismo, sería la práctica pasiva, la de
aquellas personas que experimentan un placer sexual al sufrir determinada
intensidad de dolor. Las investigaciones de cierto peso científico realizadas
en las dos últimas décadas, conducen a pensar que ambas tendencias coexisten en
mayor o menor grado en todo ser humano.
Fetichismo
El fetichismo es el uso de símbolos o fetiches a los que se
les asocia, por parte de quien lo practica, un valor especial, más allá de su
uso cotidiano o de su valor intrínseco. Puede ser una figura religiosa que se
lleva en el coche para protegerse de un accidente (fetichismo religioso), una
prenda a la que se concede por quien la lleva el poder de traer buena suerte
(fetichismo socio-cultural) o unas medias enmarcando unas piernas femeninas,
que despiertan en quien las contempla una fuerte motivación erótica (fetichismo
sexual).
En el marco del BDSM, los fetichismos que se relacionan son
aquellos de contenido sexual, y los más comunes son los relacionados con los
pies, las medias, las botas, los zapatos de tacón alto de aguja, la ropa
interior, los uniformes, el vello corporal -o la ausencia del mismo-, etc.
Existen por tanto dos tipos de fetichismo en el BDSM: el de la persona que
gusta despertar motivaciones sexuales, por ejemplo llevando altos tacones de
aguja, y el de las personas que se sienten atraídas por la exhibición del
correspondiente fetiche.
Juegos de rol
Es el tipo de práctica en la que se asumen diferentes roles
sociales o de género durante una sesión BDSM. Comúnmente el juegos de roles
representa a través de fetiches la condición dominante y sumisa, incorporando
elementos al vestuario que refuerzan la intencionalidad de control y entrega.
Uno de los juegos de rol más comúnmente utilizado es el de feminización,
situación en la cual la mujer dominante (Dominatriz) obliga al Dominado a
vestir atuendos y maquillaje femenino.
El concepto de juego es muy usual en una parte importante de
la comunidad BDSM. Se trata de personas que consideran las prácticas
relacionadas con su afición como algo de contenido, forma y fondo eminentemente
lúdico-sexual, escénico. En el vocabulario de estos activistas, se habla de
juego, de jugar, y de juegos de rol, refiriéndose generalmente a quienes toman
y representan un papel dentro de una escenografía formada por un par
complementario: maestro-alumna, cuidador-mascota, enfermera-paciente,
amo-esclava, etc. Existen algunos que reciben una denominación específica, como
los juegos de edad o Age play (los de Adulto/a o Cuidador/a y bebé, y otros).
Un elemento esencial de este tipo de relación es el EPE (Erotic Power Exchange
o Intercambio Erótico de Poder). Este tipo de fantasías escenifican en la
práctica una situación no-igualitaria como elemento de juego sexual, pero se
enmarcan en relaciones que, paradójicamente, suelen ser más igualitarias (fuera
del juego) que muchas otras del resto de la sociedad.
Durante la sesión (o más bien, en este caso, durante el
juego) los practicantes actúan siguiendo los modelos de comportamiento
supuestos en el personaje que interpretan: si se trata de un rol
cuidador-mascota, aquel utilizará el lenguaje propio de quien habla
cariñosamente (o con enfado) con su mascota, mientras que quien se atribuye
este último papel, imitará en parte los movimientos, comportamientos e incluso
sonidos de dicha mascota. Al finalizar la sesión, la pareja recobra su relación
habitual.
Muy diferente es la visión de otra parte de la comunidad
BDSM, respecto a los mismos elementos. En este caso, los participantes perciben
igualmente que la relación tiene amplios componentes de fantasía, pero rechazan
considerarlo exclusivamente como un juego escénico, sino que lo dotan de
elementos profundos y de un complejo simbolismo, que trasciende el
espacio-tiempo de una sesión, impregnando también otras facetas de la vida de
la pareja.
Tipos de
relaciones
EPE (Cesión erótica de poder)
Erotic power exchange, abreviadamente EPE o EPC para otros,
significa en el seno de la comunidad BDSM "Intercambio erótico de
poder", Actividades consensuadas de cesión erótica de la voluntad (o del
poder). Dada la influencia cultural del ámbito anglosajón, es probable que en
años venideros la definición de EPE, vaya desplazando gradualmente a la de D/s.
Ambas describen la misma situación, como atestigua la E.P.E.I.C. (Erotic Power
Exchange Information Center), una de las organizaciones mundiales más
reconocidas dentro del BDSM, que trabaja en común con la International
Maledom/femsub Guild, sociedad que ampara a los grupos BDSM con presencia en
Internet:
EPC es toda relación entre adultos que de forma voluntaria
incorporan los elementos de dominación (poder) en sus relaciones amorosas -y
usualmente asimismo en una gran parte de sus vivencias diarias. E.P.C es más
conocido como BDSM, S/M, D/s o sadomasoquismo, pero todos esos términos son
demasiado limitados, incorrectos y a menudo se confunden con estereotipos y
afecciones mentales, por lo que preferimos la denominación E.P.C. Esta puede
tomar cualquier forma, dentro de una relación. Desde los juegos de sumisión
amorosa en una pareja que hace el amor, hasta las relaciones totales 24/7, 24
horas al día, 7 días a la semana
El perfil que adopta una u otra relación dependerá
enteramente de las fantasías de sus integrantes, de los pactos entre ellos,
etc. En tanto sean consensuadas, informadas, sensatas, presididas por el
sentido común y voluntarias, la comunidad BDSM las entenderá como D/s, o en la
terminología anglosajona EPE, Erotic Power Exchange.
BDSM y sexo
La importancia del sexo (entendido como sexo directo) en las
prácticas BDSM es variada. Coexisten en la comunidad dos tipos de sensibilidades
hacia la cuestión. Por un lado aquellos que opinan que el BDSM es algo que
trasciende lo directamente sexual y no precisa de su concurso, y por otro
quienes lo consideran una parte no ya importante, sino insustituible de la
vivencia BDSM. En este caso, se puede observar con claridad una controversia
norte-sur: de una parte los países anglosajones, y sus áreas de influencia, más
propensos a la primera concepción, y de la otra los países y zonas del sur, más
afines a la segunda.
Polyarmonía
La práctica sexual actual no puede ya ser explicada por las
viejas teorías y todavía no la entendemos a la luz de las nuevas.
Adelantándonos a la historia, nos encontramos a nosotros mismos en un nuevo
territorio.
Polyarmonía (o poliarmonía) es un concepto derivado y
relacionado con el poliamor, que se define como un estado donde coexisten más
de una relación íntima y simultánea, con el pleno consentimiento y conocimiento
de todas las partes involucradas, enfatizando las esencias de honestidad y
compromiso. Pero a diferencia de esta última, la polyarmonía pone el énfasis en
el mantenimiento armónico de una relación constituida por una persona
dominante, y dos o más que desarrollan el rol sumiso.
Aunque en el BDSM este tipo de relaciones no es infrecuente
(especialmente en D/s y S/M), sus integrantes suelen encontrar algunas
dificultades para la socialización en el seno de la comunidad. No hay estudios
conocidos sobre el tema, por lo que opiniones en el sentido de que dichas
dificultades responden a una visión tradicionalista de la pareja por parte del
colectivo, o bien a que este reprocha a los dominantes poliarmónicos el que
estos “cacen” con frecuencia en cotos ajenos, no dejan de ser meras conjeturas.
24/7
Algunas parejas dentro de la comunidad BDSM no enmarcan su
relación en base a las estructuras de poder configuradas en el llamado
Intercambio Erótico de Poder. La forma más extrema de este tipo de relación
sería la denominada [[24/7]], donde la pareja (generalmente en los roles
Amo/a-sumiso/a) extiende la escenificación de su vivencia hasta la totalidad
del tiempo]] disponible, es decir, como si vivieran permanentemente (24 horas
al día, siete días a la semana) en la situación escenificada. En estos casos se
sigue hablando de roles, pero se evita cuidadosamente anteponer la palabra
juego. Al mismo tiempo, se elaboran sofisticadas formas para compaginar la vida
social, laboral o familiar de la pareja, con su propósito de permanecer en la
relación 24/7. Este tipo de relación recibe también el nombre de TPE o Total
Power Exchange, una denominación desarrollada por el conocido activista Steven
S. Davis en los debates de lo que ha sido el mayor enclave intelectual para el
desarrollo del BDSM mundial, el alt.sex.bondage. El TPE se diferencia de todos
las demás relaciones BDSM, al rechazar los frenos y las limitaciones que estas
se autoimponen, pero mantiene estrictamente el único elemento que dota de común
marco a toda la comunidad BDSM: el consenso. El mismo Davis escribía:
Cosas como la palabra de seguridad, el contrato de relación,
la negociación de límites y cualquier otra que reconozca, acepte o formalice
límites a la capacidad de decisión del dominante, le son ajenos al TPE
En el año 2006, el director Roland Reber estrenó un película
sobre el tema titulada 24/7 - The Passion of Life.
Servicios profesionales
En el BDSM, por su fuerte implicación con el sexo, se
encuentran también una serie de ofertas de servicios contra pago, por las que
una mujer (generalmente) ofrece determinado tipo de servicios relacionados con
las prácticas del BDSM, en el rol de Lady, Dómina o Dominatrix (en un 95% de
los casos) o en el de sumisa (muy infrecuentemente). Mucho menos frecuente es
la oferta de servicios de varones tipo "dominante" o
"sumiso", y casi siempre relacionados con la homosexualidad
masculina. En todos los casos anteriores se dan las premisas de la prostitución
especializada: acuerdo previo sobre el precio y delimitación de los servicios
que se ofrecen. No siempre se incluye el sexo penetrativo en ellos, incluso esto
es poco frecuente en el tipo más conocido (el de las dominatrix ), en el que
-caso de solicitarlo el cliente- a veces se encomienda dicho servicio,
sustitutoriamente, a otra profesional que actúa como doncella o sumisa de la
primera. Las actividades se suelen desarrollar en los llamados estudios, con
mayor o menor acondicionamiento estético-fetichista. Los no-profesionales
prefieren para esos lugares la denominación de mazmorra o sala de juego.
La sensibilidad de la comunidad BDSM hacía la llamada dominación
profesional, es compleja. Oscila entre la comprensión, la aceptación forzada,
el rechazo y la adoración. Buena prueba de ello es lo que ocurre con los dos
locales de ambiente BDSM que existen en Barcelona: mientras que en uno de ellos
las profesionales de la dominación tienen prohibida la entrada y se mantiene la
norma de expulsar a cualquier persona que en el local ofrezca, contrate o use
servicios profesionales -al menos así consta en sus normas-, el otro local es
en realidad la extensión de un conocido estudio profesional y las profesionales
de la dominación son absolutamente bienvenidas.
El mundo de la dominación profesional o de la prostitución
especializada, suele recibir un amplio tratamiento en los medios de difusión
masivos (prensa y TV), al hablar de BDSM. Este tratamiento es muy superior en
grado al que representan dichas actividades en el global de la comunidad. Esto
se debe, probablemente, a la mayor dificultad de contactar, entrevistar y
grabar a miembros no-profesionales, en contraste con la facilidad de acceso a
los profesionales y a la disponibilidad de estos a escenificar cualquier
actividad solicitada por los medios, a cambio de la esperada promoción que la
difusión del programa pudiera significar. Lo descrito es una situación válida
para casi todos los países europeos, incluida especialmente España.
Recientemente TVE ha emitido bajo el nombre Sexo secreto un documental sobre
esa misma dominación profesional, centrada esta vez en Barcelona.
En 1997 aparece en la localidad de Cerna, a 150 kilómetros
de Praga, Checoslovaquia, el "Other World Kingdom", un centro de la
denominada dominación femenina por pago, un lugar constituido alrededor de unas
antiguas mansiones ducales, en las que "reina" la mujer dominante
(profesional) bajo la atenta mirada de la Reina Patricia I, y en la que todos
los hombres son "esclavos" que pagan puntualmente sus
"impuestos" a la femenina y monárquica sociedad.
Películas y documentales que muestran escenificaciones del
mundo de la prostitución especializada en el BDSM, además del ya citado, son,
entre otros: Maîtresse, Domina - Die Last der Lust, Tokyo Decadence, Exit to
Eden, Ach, Hilde, Gib´s uns a bissle, Besuch bei einer Domina, Nightlife in
Tokyo, Wildly Available, Fetishes.
Prácticas en
el BDSM
Dada la diversidad que caracteriza al BDSM, es difícil hacer
una descripción (ni tan siquiera una enumeración) de las prácticas que más
frecuentemente se dan en ese tipo de relaciones. Hay que recordar que, por
ejemplo, es muy posible que activistas del bondage jamás practiquen ninguna de
las opciones habituales en la subcultura S/M. Quizás sea la Dominación –
sumisión (D/s) la familia BDSM que mayor número de prácticas reúna, ya que en
principio asume indiscriminadamente todas las de los otros grupos, si a la pareja
D/s les parecen adecuadas para canalizar su relación.
De todos modos algunas de las prácticas más comunes pueden
ser, sin olvidar las limitaciones antes mencionadas:
Bondage (atamientos, ritualizados o no)
Cera (derramada sobre el cuerpo)
Pinzas (colocadas habitualmente en lugares estratégicos:
pezones, zona inguinal, etc.)
Sumisión ritual
Humillación ritual
Flagelación erótica
Sexualidad dirigida
Uso de determinadas señales (collar de sumisión)
Dominación ecuestre (Monta y/o exhibición)
Código de vestuario (por ejemplo la renuncia al uso de
prendas de lencería interior, de pantalones en las mujeres de rol sumiso, etc.)
Prácticas de sexo extremo (fisting, lluvia dorada, etc.)
Sin embargo, muchas de las prácticas y usos, sí revisten una
común importancia, como el Collar, las Ceremonias de Iniciación, los anillos,
las marcas y tatuajes, la ropa y las señales de código, etc.
Rituales y
símbolos
Como toda cultura con complejas y ritualizadas formas de
expresión, el BDSM muestra una serie de símbolos a los que sus integrantes dan
un valor más o menos esencial. Entre ellos, destacan algunos de particular
incidencia en los círculos D/s, como el Anillo de O, o el collar de sumisión, y
otros con un valor más genérico para el conjunto del BDSM, como el triskel o la
bandera del Movimiento del Cuero, la denominada Leather-Pride[11]
El primero está basado en el triskel de origen céltico,
usado por los druidas y abusado en el pasado siglo por movimientos y
organizaciones de ideología fascista, y no en el triskelion, de origen griego.
Sin embargo, Quagmyr (su diseñador) lo aleja del triskel céltico y de las otras
manifestaciones simbólicas similares, como los pertenecientes al nacionalismo
bretón, al budismo o al taoísmo. El simbolismo que encierra para su creador (y
que surge de la lectura de la novela Historia de O) está suavemente encadenado
con el del ying y el yang.
Los tres bordes curvos, representarían las subculturas B/D,
D/s y S/M que dieron lugar al término genérico BDSM. El metal representa los
grilletes que simbolizan servicio y posesión, los tres círculos negros
escenifican el control sobre el lado oscuro de la sexualidad BDSM, mientras que
la esquemática figuración de los brazos en aspa representa al spanking erótico.
El círculo externo es significativo de la unidad en torno a la protectora
comunidad
La bandera del Leather Pride (“orgullo del cuero”), fue
diseñada por el activista estadounidense Tony DeBlase en mayo de 1988, para la
celebración ese año del certamen International Mr. Leather en Chicago. Cuenta
con muchos adeptos entre los grupos homosexuales S/M, aunque se ha extendido
como símbolo de identidad para toda la cultura BDSM. Su diseño original se
encuentra en el primero de los museos de la comunidad, el Leather Archives
& Museum de esa misma ciudad. El museo mantiene una sala con el nombre de
su diseñador, uno de los activistas estadounidenses que más intensamente
promovió el intercambio de conocimientos y experiencias en el seno de la
comunidad.
Collar
El Collar en el BDSM, de cuero o metal, simboliza la
entrega. Pueden ser tremendamente sofisticados, estilizados o bastos y de
castigo, destinados a su uso en sesiones íntimas o para llevar en público.
Suelen llevar uno o más ganchos para completarlos con un tirante-guía, que el
dominante maneja o usa para inmovilizar, y pueden estar adornados con
abalorios, campanillas, cascabeles, púas o incluso aplicaciones de oro y plata.
Su uso simbólico se da fundamentalmente en las relaciones D/s
(dominación-sumisión, es decir, las que incorporan elementos de cesión de poder
o EPE).
La importancia del collar para la comunidad BDSM, y
esencialmente para los practicantes de D/s, se puede medir en las declaraciones
de una mujer sumisa, firmante como cinnamon^, que escribe lo siguiente:
"El collar no es un elemento de juego, no es un accesorio que
señala el estatus. Es un acuerdo serio, si así lo quieres, entre dos partes
envueltas en amor y devoción la una para la otra: la/el sumis@ debe tomarse su
tiempo, porque al colocarse un collar, entrega su corazón, su cuerpo, su mente,
su alma, se entrega enteramente a otra persona. Al ofrecer un collar, un Master
se compromete a cuidar, proteger y aceptar la sumisión entregada en todas sus
formas, apreciando el regalo que recibe, sin abusar nunca de él. Un collar
envuelve corazón y alma de ambos, Master y sumis@."
Sin embargo, en la última década y paralelamente al uso de
collares de este tipo como elemento de moda entre los jóvenes, se advierte un
uso menos ritualizado pero no por ello menos simbólico. Diseñadores como Joop,
Gucci o Vivienne Westwood lo usan ya hace tiempo en sus creaciones. Sinnead
O'Connor, Jennifer Aniston, Madonna y Britney Spears los portan con toda
naturalidad. Por ello, quizás, muchas personas dentro de la comunidad BDSM
portan un collar D/s en fiestas, eventos, etc., no ya como muestra de una
relación de sumisión existente, sino como prueba de su estatus de sumis@. Igual
ocurre con las personas sadomasoquista, que ni busca ni desea una relación
BDSM, incluso con la mujer dominante, que puede portarlo como símbolo de
identidad genérico. En la D/s, sigue siendo un elemento de simbólica
trascendencia, y su entrega y aceptación suele ir unida a ceremonias y rituales
específicos.
Ceremonias de iniciación
Las ceremonias de iniciación suelen darse, casi en
exclusiva, entre la subcultura D/s y son prácticamente desconocidas en el resto
del BDSM. Al margen de escenificaciones de juego, suelen ser más propias de
aquella parte del D/s que se identifica con los conceptos del TPE o Total Power
Exchange (Intercambio Total de Poder), más conocidas como relaciones 24/7.
En la D/s, la ceremonia iniciática cumple un doble objetivo
y se forma en torno a un doble origen: aquellas personas que nunca
anteriormente habían sostenido una relación D/s (Rito Iniciático) y aquellas
que, teniendo experiencias anteriores, entran en una nueva relación (Rito
Inicial). En cuanto al doble objetivo, se trata por parte de sus practicantes
de enlazar con el sentimiento del TPE al mismo tiempo que de dotar de un
sentido trascendente, suprasexual y filosófico a la relación. Muchos de los
rituales se basan en las triangulaciones típicas de las sociedades secretas
medievales y de la masonería, y en algún caso se incorporan elementos de la
fantasía literaria contemporánea (Mundos de Gor, Historia de O, etc.).
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