Han pasado 5 años.
No recordaba las palabras de esta nota, y mis pensamientos de entonces son los mismos que los actuales. Intento ser coherente, y eso me hace sentirme impotente en muchas ocasiones cuando veo que después del tiempo poco cambia a mi alrededor.
Veo los mismos problemas, las mismas necesidades.
Es la naturaleza humana.
Dos Años
5 de marzo de 2014 a las 19:56
Como pasa el tiempo.
Sentado, tomando un café, sin prisas y en un ambiente
relajado, un dolor llegó. Juegos de la vida, anécdotas que se suelen
pasarse con un Ibuprofeno.
No fue así, algo interior se partió. Sin consciencia, sin
intención, sin información. No se es consciente de nada cuando el dolor anida
en tu cuerpo y tu alma.
Nada más importante que otros problemas que acucian a los
demás. Pueden ser dolores del alma, pueden ser dolores del corazón, o dolores
de la vida. Cada cual tiene el suyo, y en este caso, solo puedo hablar del mío
Han pasado dos años, soy afortunado. Una operación que
sustenta mi alma, y después de ello, la paciencia que a veces no tengo para
solventar mis ansiedades.
Valoro como otras personas sobrellevan sus propias cargas, y
a su vez, analizo las mías propias en este tiempo. Soy una persona con
carácter, no creo haya sido buen enfermo, también en muchos momentos soy
consciente de haber perdido el rumbo.
No sirven las escusas.
Pero espero sirva la reflexión para volver a encontrar ese
camino que en su momento decidí.
No es fácil la convivencia cuando el dolor ha convivido o
convive contigo. No es fácil aceptar el miedo, que no la resignación de las
circunstancias. No es fácil aprender a vivir de nuevo.
O, al menos, no es fácil para mí.
Ni tampoco para las personas a las que quiero, ni para las
personas que me rodean.
Todos elegimos un camino, nadie nos obliga a él. Somos
únicamente responsables de nuestras propias decisiones, y si alguien decide
acompañarnos será porque así lo desean.
Pero como todos los caminos, la vida tiene altos y bajos,
curvas y zigzagueos. Obstáculos que se deben superar. A veces no se es
consciente de que hemos podido abandonar ese propio camino.
No me resulta fácil ser coherente cuando las circunstancias
no han sido favorables. No me resulta fácil cuando los cambios en mi ritmo de
vida han sido necesarios para poder recomenzar de nuevo.
No solo me afectan a mí, afectan a mis cercanos, y eso mismo
me hace más difícil sobrellevarlos, porque soy consciente de su afectación.
Reflexiono.
Valoro a quien está a mi lado.
Amo, quiero y sufro.
No creo que ni más ni menos que otras personas. Pero yo vivo
mis sentimientos, no estoy dentro del corazón de los demás.
Solo puedo valorar sus actos, porque las palabras se quedan
en el aire o se pueden olvidar. Solo los hechos quedan para la realidad.
Hechos conscientes o inconscientes, como los míos.
Actos que definen mucho más que las propias palabras.
En muchas ocasiones queremos avanzar y nuestro pasado nos
impide evolucionar. A veces nuestros deseos superan aquello que realmente somos
capaces de hacer.
Limitaciones.
Las mías propias, las de los demás. Todas nos afectan.
Sobrellevarlas. Valorar que debemos evolucionar, aceptar y
seguir adelante.
No creo sea fácil, pero necesito aceptar y caminar hacia
adelante.
Muchas veces el egoísmo me puede cegar. A su vez, procuro
valorar las ideas, los actos, tanto los propios como de mis cercanos.
No debo juzgar.
Solo intento caminar. Volver a recobrar mis planteamientos.
No pretendo gustar a todo el mundo. Me conformo con poder dormir con la
conciencia tranquila de haber intentado ser coherente conmigo mismo.
Eso debe llevarme a ser coherente con los demás.
Pienso que como a mí, a todos nos gusta tener cerca a las
personas que queremos.
La pregunta que me hago es: ¿a cualquier precio?
Creo que no.
Soy lo que soy.
Hombre, persona, y en el mundo Bdsm, Amo.
Muchas veces me replanteo que derecho tengo a ello. A sentir
que mi manera de ser, o mi forma de pensar, o mi manera de actuar, deben
influir sobre otras personas.
No tengo ningún derecho.
No veo este tipo de relaciones solo como sexuales. Considero
que una verdadera relación de este tipo necesita entrega, cariño, deseo y amor.
Difícil.
Un sacrificio personal en la que todas las partes dejan algo
de sí mismos para ponerlo en conjunto.
Me planteo muchas veces si merece la pena.
Para mí, es mucho más que ser amigo, mucho más que tener
sexo. Son relaciones en las que el poso de la verdad rigen los problemas que
cada uno tenemos.
Donde las dudas y nuestras propias circunstancias, dejan
huella en los demás.
Me es indiferente el rol. Sin aportaciones personales, sin
implicación, solo hay sexo.
Sin respeto no existe.
No creo sean muy diferentes a cualquier otro tipo de
relaciones que cada uno podamos tener.
Y solo, con una valoración real y consciente de aquello que
nos aportan, entiendo son positivas.
Como la vida, guste o no, existen reglas. Reglas que debemos
aceptar. Pactos que hacen que la dignidad de cada cual jamás quede por encima
de los demás.
Hoy reflexiono.
Han pasado dos años, la vida que nos rodea es tan diferente
como los cambios que a título personal me han afectado.
La sociedad en la que vivimos es diferente. Problemas y más
problemas. La convivencia en general siento que se hace más dificultosa. Las
relaciones se complican porque todos tenemos dudas de aquello que vivimos o
deseamos vivir.
Debo afrontar mis problemas, como todos. Intento apoyarme en
esas personas a las que quiero.
Pero sobre todo, debo ser yo mismo.
Desconozco quien estará mañana a mi lado. Desconozco el
futuro.
Quizás no exista o se cumplan mis sueños.
Pero quiero vivirlo en dignidad. Con respeto a los demás y a
mí mismo.
Mis limitaciones debo de aceptarlas. Trabajar en mí mismo
para ello. Intentar conseguir algo imposible, la felicidad.
La mía y la de quien me rodea.
Poco puedo hacer más que intentar compartir mis reflexiones
y aportar en un esfuerzo diario mis opiniones.
Una serie de reflexiones y comportamientos que quizás puedan
servir a algunas personas. O quizás solo a mí mismo.
Es mi forma de ver la vida. Y entiendo que no tiene por qué
gustar a todo el mundo.
Hoy hace dos años.
Solo se eso, han pasado dos años.
Y miro hacia adelante, sin acritud hacia el pasado. Sabiendo
de dónde vengo, sin buscar culpas del pasado, aceptando las circunstancias y
tomando de esas experiencias lo positivo que hay.
Con esta maleta de mi vida, sigo mi camino.
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