Estos días las hormonas se vuelven
a activar. El cambio de estación, el calor que acompaña salir a la calle, el
notar como el día alarga, provoca cambios, hábitos que vuelven a la luz.
Y con ello, sensaciones intimas
que se manifiestan.
Es curioso salir a la calle.
Quedarte apoyado en una pared, sentado en una terraza o paseando. Es curioso
notar las reacciones.
Se podría pensar que el hecho de
mirar es una agresión a la intimidad. Pueden existir miradas y miradas, pero
tanto se sea hombre o mujer, cuando alguien nos llama la atención miramos.
El resto de las conclusiones o
sensaciones son cuestiones única y exclusivamente personales.
Después de este matiz.
Porque ves reacciones tan
diferentes.
Las mujeres atraviesan con la
mirada. El hombre se siente alagado. Y piensa, da igual soltero que casado,
joven o viejo, piensa….mira que bien, igual quiere algo.
Los hombres somos así de simples.
Llegamos a conclusiones banales de cualquier detalle estúpido que nos pueda
hacer sentir protagonista.
O quizás no?.
Los hombres cuando ven un culo
dentro de un vaquero que marca un estilo al andar, o unas piernas que provocan
en cada paso al mover los pechos con estilo seductor, son incapaces de dejar de
mirar, de buscar algo más dentro de esa mirada. Quieren entrar dentro de ese
cuerpo, aunque sea en su imaginación.
O quizás no?
La sociedad está llena de tabús,
de miedos. La intimidad es algo que prima sobre la vida. El rol social del
quedar bien se manifiesta en todas y cada una de nuestras actitudes.
No somos sinceros.
Y lo triste es que es la forma
constante de vivir.
Hoy está de moda la palabra
sumisión.
Quizás la famosa trilogía nos haya
dejado un tema para poder hablar, aunque el propio libro sea una novelita rosa.
Es positivo poder tener un tema como
el Bdsm abierto a la sociedad. Lo triste es que la hipocresía sigue siendo la
forma de reaccionar ante las palabras de la sociedad tradicional.
Como consecuencia de todo ello,
últimamente es muy habitual encontrar perfiles que fantasean con la sumisión,
con conceptos tradicionales de la vida cotidiana y desde mi punto de vista,
anclados en el pasado.
La esclavitud fue abolida en el
siglo XIX
Y basándome en este punto, quiero
argumentar las grandes diferencias que
entiendo existen entre Ser esclavo o sumiso y el Bdsm.
La esclavitud sigue existiendo.
Fundamentalmente porque la incultura es la base de la represión y de provocar
que las personas se sientan atadas a unas actitudes que solo les permiten vivir
basándose en la obediencia. Se trata de una imposición, directa o
indirectamente por un mundo sociocultural que provoca la denigración de la
persona y el abuso de la misma. Estas derivaciones pueden llevar a la persona a
múltiples respuestas de abandono, de miedos y depravación por parte de aquellos
que encontrándose cerca no atienden a la realidad de esa persona, sino a su
propio interés, que no tiene en cuenta a la persona.
Se trata de un estado moderno y
actualizado de unos grilletes que aunque sin un precio económico, condicionan a
la persona y a los que llamo, maltratadores de esas personas.
El Bdsm es algo consensuado.
Para empezar, el concepto en si es
completamente diferente.
Se debe ser consciente del tipo de
relación.
Debe de ser consensuado.
Y, desde mi punto de vista, como
dominante, debe procurar el bienestar de la persona que desea el rol de la
sumisión.
Esas personas deben de ser
conscientes de ello, con un objetivo aún
más intenso, mejorar como persona.
Si un Amo no sabe ser el guía de
esa persona, abra fracasado. Si la persona que decide entregarse no se siente
feliz, el dominante habrá fracasado. Aunque necesariamente no debe ser el único
responsable
.
Como decía anteriormente, la
sumisión está de moda. Leemos en muchos artículos de prensa cambios en el
comportamiento, fundamentalmente de mujeres que son independientes y que han
decidido entregar su libertad en pro de sus relaciones de pareja.
Estas palabras me recuerdan a
comportamientos tradicionales que durante muchos años se han producido en este
país. La diferencia entre todo comportamiento es la voluntariedad.
Hace años, el comportamiento era
algo impuesto. Se decía…la mujer en casa y con la pata quebrada.
Estas palabras
de denigración de la persona no tienen sentido en la actualidad.
Sin embargo, estos mismos
comportamientos, plenamente conscientes y plenamente interiorizados, son los
que a una mujer, la convierten en lo que en el siglo XXI se llama sumisa.
Como decía, la famosa trilogía, la sumisión se ha puesto de
moda. La cuestión es. Es ese mundo la realidad del Bdsm.
Entiendo que no.
Una persona, hombre o mujer, tiene plenamente derecho a su
felicidad, a encontrar la misma en aquello que realmente desea.
Pero, que se desea?
Evidentemente cada persona desea algo completamente diferente.
Decir que una mujer desea compañía, amor de pareja, una
economía saneada y una complicidad es resumir básicamente muchas situaciones que
podrían dar lugar a una sola palabra, sentirse protegida y única para otra
persona. Y tanto alguien sea capaz de proporcionarle todo ello, se entregara y
se convertirá en su sumisa.
Este concepto del libro ofrece una vida feliz, sin
problemas, con un sexo maravilloso y un día a día de ensueño.
El deseo de toda persona.
Pero la vida no es un sueño. La vida es una realidad.
Vivimos rodeados de circunstancias, de nuestro pasado, de
nuestras influencias familiares.
Veo constantemente fantasías, carentes de realidad. Veo
decepciones amorosas que pretenden un futuro que solo algunas o algunos afortunados encontraran.
Veo frustración.
Y la realidad de la vida es aceptar tus limitaciones,
aceptar tus circunstancias. Nadie niega que se deba luchar por intentar
conseguir ese camino que se desea.
Veo personas que se han sentido decepcionadas porque sus
relaciones han fracasado, veo personas que mantienen las mismas por comodidad y
han dejado de luchar por ellas.
Es duro el camino en la soledad de los sentimientos, pero es
el único para poder vivir.
Aceptar lo que somos, lo que tenemos y aprender a vivir de
esta forma.
Como hombre, como dominante, muchas veces sigo sin
comprender aún el mundo interior personal de las mujeres. Las diferencias
fisiológicas y las necesidades emocionales son muy diferentes entre las
personas y mucho más cuando hablamos de
hombres y mujeres.
El objetivo final de todos, es la famosa frase de…en busca
de la felicidad.
Difíciles palabras de conseguir y aún más de experimentar
cuando cada cual entiende esas mismas palabras
de una manera completamente diferente.
Si a todo esto añadimos todas aquellas fantasías sexuales
que cada persona tiene, sumamos a la ecuación un imposible de realizar.
Hay muchísimas personas que jamás han experimentado deseos
de ser sometidas en una relación sexual.
Podría decir, que los anteriores comentarios sirven para ellas. La búsqueda de
un camino que les lleva a buscar esas sensaciones que llamamos vainilla.
Y hay muchas más personas que han tenido esas fantasías. Y
nunca se atrevieron a comentarlas.
Hoy la tecnología, las redes sociales, están favoreciendo la
manifestación de las mismas. De una manera oculta, de una manera no exactamente
real. Porque una cosa es desear y otra muy diferente atreverse a llevar a
efecto esos deseos.
Vemos constantemente perfiles que jamás se manifestarán
fuera de las redes sociales. Son mujeres con miedos. Miedo a perder lo que
tienen, pareja, maridos. Miedo a dar el paso y sentir como todo esto les puede
afectar a su rutina diaria.
Porque esa es la plena realidad. La vida cambia desde el
momento que se decide dar el paso y vivir esas fantasías.
Y es en este punto donde comienza el Bdsm.
Personas que voluntariamente han decidido atreverse a
manifestar esos deseos plenamente.
En unos casos, por circunstancias personales, solo desearan
tener lo que se llaman sesiones puntuales.
En otros, realmente, se entregaran.
Pero en todos los casos, esas personas comparten sus
relaciones con otras personas. Se relacionan, se implican emocionalmente.
Esta es la auténtica realidad.
Y es en este punto, donde empieza la gran dificultad. Porque
como en toda relación personal. En una relación de estas características se
pone en riesgo no solo la parte emocional sino la parte física.
Y es aquí donde se debe valorar la realidad de la otra parte
de este mundo del bdsm.
La verdad de los objetivos de las personas.
Porque al igual que una persona que decide entregarse busca
otra que le respete. Esa otra persona tiene sus propias circunstancias.
Y al igual que una sumisa puede tener una relación, el
hombre dominante la puede tener. No hablo de que sea ilícita, sencillamente,
plasmo en palabras las realidades existentes. Porque en ambos casos entra en
todo ello un punto básico. El respeto.
Si alguien que confía, ve traicionada su confianza en los
actos del dominante, su frustración desencadenará no sólo males físicos, sino plena
depresión como persona, no solo por haber pasado de la fantasía a la realidad,
sino por sentirse humillada al no ser tenida en cuenta como persona.
Es aquí donde el mundo Bdsm encuentra choques brutales.
Las circunstancias son tan diferentes que podríamos hablar
de tantos matices que siempre nos quedaríamos con muchos ejemplos que comentar.
Quiero resumir. Y hablaré de los dos extremos.
Dominantes a quien la persona le importa, y dominantes que
entienden que solo importan sus deseos.
Cada cual tiene una forma de entender la vida.
Y si a todo esto se le suma aquello que una mujer quiere,
nos encontramos con una mezcla explosiva.
Todo esto que pueda escribir entiendo es válido para
nosotros, para los hombres. Porque, con independencia de que somos más promiscuos,
en teoría, y más atrevidos que el sexo femenino. En el fondo de todo, hay
muchos hombres que desean sentirse protegidos por el sexo femenino.
Son reflexiones y observaciones personales.
No pretendo tener la verdad absoluta.
Seguro que hay muchísimas personas que pueden criticar estas
palabras, pero es un tema que no veo en ningún foro que ni dominantes ni sumisos
traten.
Da miedo hablar claramente de la realidad.
Las fantasías se comparten aunque muchas de ellas jamás las
ha tenido como realidad y jamás las llevaran a efecto.
Muchas personas buscan en el Bdsm el amor.
Eso es buscar la perfección. Como en toda relación, el
tiempo provoca sentimientos, sensaciones y evidentemente Amor. Al que denomino
Amor Bdsm.
Un Amo no es un esposo, no es un amigo, no es un padre.
A un esposo no se le cuentan tus infidelidades, a un amigo
no se le cuentan ciertos deseos íntimos, a un padre no se le obedece sin
objeciones.
Una sumisa se entrega. Y si lo hace, debe ser consciente de
que desea encontrar alguien con quien compartir todas estas cosas mencionadas.
Debe hacerlo voluntariamente, sin sentirse obligada. A cambio debe exigir ser
respetada como persona y tratada con respeto.
Entregar esos deseos es algo tan íntimo que solo siendo
capaz de valorarlo se puede tener este tipo de relación.
Lo demás, será lo que sea. Pero desde mi punto de vista no
es Bdsm.
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