domingo, 5 de marzo de 2017

Yo…Tu...Cualquiera

Cuantas veces pienso que todo es igual, que da igual todo, que cada momento es similar al otro. Hace días que ronda en mi mente trasladar en palabras pensamientos que algunos llamaran obscenos, no por lo que dicen, sino por aquello que significan.

Me canso. Me aburro. Me decepciono. Que pocas personas merecen la pena, que pocas ideas merecen la pena.

Muchos dirán, pero este de que va……Nada más lejos de ello. Son pensamientos, la verdad no es absoluta. Cada uno tiene la suya, igual de respetable, igual de cierta. Pensar diferente no es motivo de enfrentamiento, sino de confrontación, de aceptación, de realidad. Significa ser capaz de aceptar otros estilos de actuar y eso es siempre positivo.

Pero la sinceridad, que difícil es encontrarla. Todos ocultamos algo, todos. La cuestión es atreverse a decir que es aquello que ocultamos y él porqué.


A lo largo de estos años he vivido situaciones, momentos, que jamás llegue a pensar que sucederían. Siempre pensé que tenía facilidad de palabra, de expresión, y sin embargo, ahora me siento incapaz de comenzar a expresar tantas cosas, tantas personas, tantos miedos, tanta verdad, y siempre sinceridad.

Alguien me pregunto un día, ¿Por qué eres Amo?.

Menuda pregunta. Porque la respuesta es densa, o quizás no….Una respuesta corta, soy así.

Muchos pensarán, ¿qué es eso de ser así ?. 

Tampoco tendría una respuesta inmediata, quizás tendría que empezar a expresar momentos, a transmitir en palabras latidos del corazón.

O, ¿quizás?. Habría que decir, que es eso, que es ser Amo, quien decide, quién da un título.

Leo en el muro del Facebook. Veo publicaciones. Veo fotos. Veo perfiles.

Pero ¿veo personas?

Quizás sea esa la diferencia. Quiero conocer a personas. Espero llegar a sentir la sinceridad. Su verdad. La mía.

Amanece, descubro una brizna de aire a través de la ventana, hacía calor, y no solo por ser Julio. 

Desde hacía varios meses, ese calor sofocaba mi mirada, me había dejado sin respiración, quizás sin sentido.

Un mundo de ilusiones, mezcla de realidad y fantasía nos había llevado a vivir experiencias que siempre quisimos, y siempre ocultamos a los demás.


Que voy a decir del mundo global, ha alterado nuestras vidas, y que pronto nos olvidamos de cómo vivíamos. Si digo que los hombres hacían que el negocio más próspero del mundo fuera el que satisfacía sus fantasías, no es decir que las mujeres no las tuvieran, sino que sus miedos eran mayores, que sus obligaciones personales les impedían igualarse a lo que llamo el término más importante que debemos sentir, ser iguales como personas.

No pretendo transmitir un tratado de filosofía, puedo pensar en otros países con lo que llamábamos “tienen más libertad”. Siempre lo considere una falsedad, sencillamente, habían sido capaces de romper sus tabús.

Educación, moral, libertad, ….todo nos ha llevado a desear vivir más intensamente, a romper nuestros miedos, a mentir con más descaro, ¿a que nos ha llevado todo esto?....

Si analizo con mi poca cultura las sensaciones que tengo de la historia que conozco, entiendo la vida como una evolución de subsistencia. Guerras espartanas interminables, países y culturas desconocidas, incluso en nuestra actualidad. Generaciones que llevaron a pensamientos y reflexiones que hoy en día son vigentes. Envidias de un poder lleno de abusos y vicios ocultos, solo disponibles para los dirigentes.

Esclavitud, lucha, moral.

Religiones que provocan enfrentamientos. O sería mejor decir, ansía de poder que utiliza a las ideas, para que la cultura no llegue a las personas y así seguir cumpliendo sus fantasías.

Cuantas imágenes pasan por mi cabeza ahora mismo que soy incapaz de escribir de una sola vez.

Imaginar guerras, oratoria, orgías, bacanales, religión, miedo, obscurantismo, vicios ocultos, dominación.


Podría escribir sobre cada uno de esos recuerdos. Pero que tontos que somos los hombres. Avanzamos en tecnología, avanzamos en cultura, pero nunca somos capaces de ver que no somos el ombligo del mundo.

Somos lo que somos. Una gota en un océano, y muy pocos son capaces de cambiar el rumbo. Y tristemente, la gran mayoría ha sido para peor.

Divagar sobre ideas es perderse en la realidad. Pero, quizás, es una forma de explicar las causas del porque somos, del porque deseamos, de lo que queremos ser en ese océano invisible que tenemos a nuestro lado.

Alguien me pregunto, eres Amo. ¿Qué es eso?. Muchos critican mi forma de ser. Esto no es tener ansia de poder, o ¿sí?.

Sin duda alguna, el enfrentamiento más poderoso, es el de las ideas. Perder el respeto a las mismas, es perderse el respeto a sí mismo. Pero ser incapaz de escuchar y respetar las de enfrente es ahogarse en tu ego.

Puedo transformar estas palabras en detalles, pero, ahora mismo, no sé si quiero. Quizás mañana comience una historia, o quizás no.

Transformar mi vida en palabras, ¿a quién le importa?.


Son recuerdos activos, actos que me han llevado a ser como soy ahora mismo. Hoy mi vida es respirar, mañana no sé qué encontrare mientras camino.

Una persona lo hace a mi lado, cogida mi mano, eso me hace feliz. Otras van detrás, otras al lado.
No quiero correr, solo andar y disfrutar del camino.

Cuantas veces he intentado ponerme a escribir, cuantas veces algunas personas cercanas me han dicho

– “plasma en palabras tus vivencias y pon el mundo patas arriba”

Siempre he pensado que sabía expresarme mejor que escribir, siempre he pensado que mi vida era una parte más de todo un mundo lleno de experiencias, pero nunca, que esas vivencias podrían ser importantes para alguien.

Oh, ¿quizás sí?

No sé cómo iniciar este camino. Porque al igual que la vida, cada paso hacia lo desconocido, hacía el mañana, ha sido un paso firme a lo largo de cada día y cada segundo de lo vivido.

Todos tenemos una historia, todos. Esta puede ser la mía, o ¿quizás la tuya?


Me considero un hombre joven, aunque otros me dirían que soy maduro, o quizás en algunas culturas o en otro tiempo, viejo. Ya supere la que llaman la crisis de los 40, que tiempos aquellos en los que el cuerpo aun respondía a todas las necesidades del deseo. Dicen que soy un hombre. Considerarlo en el pleno sentido de la palabra. Hoy, la juventud destaca por muchas cosas, pero la grandeza de un cuerpo no es solo el físico, sino la vivencia del alma.

¿Cómo ha pasado?,  - seré sincero, lo desconozco.

Llegar a vivir, a sentir, tener las experiencias que a lo largo de estos años he compartido, es algo que jamás imagine. El hombre, la mujer, tiene una serie de deseos, una serie de fantasías, que ocultas, son el motor de la vida humana.

Nos levantamos para ir a la oficina, o quizás atendemos a nuestros hijos como prioridad. Queremos descubrir ese interior, soñamos con vivirlo, disfrutamos del placer que nos da. Y, ahora, damos el paso. Lo vivimos.

La sociedad no ha cambiado tanto. Nos movemos en un mundo vibrante, enérgico, hoy globalizado.

La tecnología ha conseguido   romper los moldes de la convivencia. Todo es más rápido, el tiempo se transforma en segundos cuando la información nos llega de la otra parte del mundo. Sabemos las noticias en el acto. Competimos con el resto para poder tener unas migajas y vivir. Comer.

Hoy, subsistir.

Que mayores somos.

Pero el hombre se olvida de lo más importante, de sí mismo.

Somos conscientes de la evolución de las tecnologías, del cambio que cada paso que hemos dado ha supuesto en nuestras vidas. Anotamos todo. Como curar, como matar, como competir.

Miro alrededor y veo luchas. Luchas que siguen siendo la fuente de la economía, de los intereses que siempre el poderoso ha impuesto a los demás.


¿Tanto hemos cambiado?

O quizás, no somos capaces de acordarnos de nosotros mismos. Porque, lo importante, somos nosotros, las personas.

Los vicios que deseamos son parte de nuestra vida. Una vida oculta, pero una vida real. No figura en ningún manual de educación, nadie nos informa de que vamos a encontrar, pero queremos descubrirlo.
No pensamos que el vecino de al lado tiene los mismos deseos, las mismas fantasías. Pero, hoy, eso es así. La única diferencia es que cualquiera puede ocultarse detrás de la tecnología para cumplirlas. 

No hace falta ser poderoso, no hace falta obligar a nadie como en la historia ha sucedido. Porque, sea el rol que sea, sea la fantasía que sea, siempre hay alguien en este mundo virtual, que desea compartirla contigo.

Hace años que me incorpore al mundo virtual, una vida paralela, oculta.

¿Soy otro? – No.

Sencillamente en la vida real, muy pocas personas se pueden permitir decir la verdad, lo que sienten. 

Los trabajos, las amistades, nada que rompa las normas establecidas se consiente. La hipocresía es la base de todas las relaciones. Incluso de las más íntimas, incluso la de nuestras parejas.

Yo he tenido la suerte de avanzar con ella. Compartimos nuestras vidas, nuestros hijos. Acompañamos en el despertar del amanecer de cada deseo y en los sueños de la vigilia cada sensación.

-¿Ha sido fácil? – Diré que no. Pero hoy, también diré, que ha sido posible.

Mi nombre es O Yama-Tsumi,


También diré, me llamo Jose, y tengo una vida real. Las dos son parte de un todo que forma mi persona. Una sin otra no dirían nada de mí. Las dos se complementan, y a pesar de las dificultades, intento ser yo mismo en todas las circunstancias.

La realidad es que siento que mi vida no debe ser más interesante que la de otras personas. Pero es la que me ha tocado, y voy a intentar contarla.

El nombre y mi avatar intentan reflejar misterio.

Pero no fue siempre así.

Hace unos meses se publicó un libro que está siendo un Bet-Seller. Una novela que habla de deseos íntimos, que convierte un mundo que muchos consideran oscuro, en una novela rosa. Habla de amor, de relaciones, de entrega, y habla de fantasías.

Se ha puesto de moda el Bdsm.

No es nuevo, este mundo existe desde que el hombre vive, desde que queremos parar el límite de la vida y experimentar. Hoy, la cultura en la que vivimos, la ética, hace sentir a muchas personas que ese límite es incompatible con la moral.

Es curioso, la moral.

Cada sociedad, cada modo de vivir en los cinco continentes es diferente, cada religión, cada educación es diversa. Tenemos miedo de los dioses, bajo el nombre que cada uno le dé. Desconocemos que pasará más allá de la percepción real de nuestra vida. Lo oculto, o lo abierto. La historia o la tradición. Pasado, futuro. Presente

Cada momento, es igual en todas las partes. Da igual tenga hambre o este ahogado en la abundancia. 

Da igual hombre o mujer. Da igual joven que adulto. Da igual…

Solo hay una verdad.


Tenemos  unas necesidades primarias que satisfacer. Desde el niño que quiere descubrir su cuerpo hasta el adulto que no se encuentra la dentadura postiza y se fija en unos pechos voluminosos.

Nadie se escapa a esa realidad. Porque como el comer, beber y dormir. El sexo es necesario. Y es, el único, que es capaz de modificar el resto de nuestra primaria vida.

La moral, esa forma de culturizar y volvernos hombres. Hombres inteligentes, capaces de superar nuestros instintos primarios, pero capaz de olvidarnos del mundo que llora, del mundo que muere. Esa moral, limita nuestros actos, oculta nuestras pasiones, pero no evita nuestros deseos.

Es así.

Y, siempre, ha sido así.

Una novela rosa ha puesto de moda, o mejor dicho, ha hablado en público, en una sociedad tradicional gustos y formas de vida. Pero esa novela se ha quedado en la superficie de la realidad.

Existen códigos, existen reglas, existen definiciones. Todas válidas, todas reales. Pero solo una cierta, la vida es nuestra y la vivimos nosotros.

A pesar de esas reglas, como en el resto, cada persona actúa de una manera, cada uno asiente con la cabeza sus miedos, los comparten y los viven.

Los desean.

Que el BDSM es una unión de letras no es lo relevante, lo importante es aquello que cada una de ellas pretende transmitir. Es esa conjunción de deseos, de acuerdos, de respeto, es la que debe imperar en su forma de expresarlo.

Si queremos compartir esas fantasías, esos deseos, con otras personas, deben de existir unas reglas básicas. Pero como todo en la vida, esas reglas se rompen y nos salpican a la realidad del delito, a transponer nuestro placer en contra del otro. A eliminar el acuerdo de vivir.

Han pasado siglos desde que el hombre deseo romper la esclavitud, hemos evolucionado, tecnológicamente, pero nos olvidamos de nosotros mismos.

Esos deseos, reales, ocultos, están mal vistos. Pero existen. Roles acordados, sensaciones de vivir y sentir. No se puede evitar, no se puede olvidar un deseo.

Pero se puede hacer que ese miedo desaparezca, porque como cada persona, cada hombre o mujer es capaz de decidir libremente lo que desea. Y si eso que siente, no está éticamente bien visto por la sociedad, ese hombre, esa mujer, no vive. Lucha contra sí mismo, contra la realidad.

Esto es, para mí, este mundo. La libertad de poder expresar, consensuar y vivir ampliamente y de forma real cualquier deseo.

Muchos creen que cuatro latigazos y dos ataduras son Bdsm. Las imágenes pornográficas ayudan a ello. Las películas sean de temática o llamemos tradicionales de sexo, nos dan una idea falsa.

Las personas sienten, desean, necesitan tener orgasmos. Disfrutar de cada poro de la piel y su sudor. Eso es físico. Es necesario. Pero de pan el hombre no desea solo vivir.

De sentir, Si.


Unas personas se atreven a intentar conocer  su mundo interior, otras no. Pero eso no significa que su mundo interior no exista, aunque se critique en público su realidad.

A todos nos gusta una imagen bonita, algo que nos transmita y haga imaginar. Pocos se atreven a ello.
El miedo debe de dejar existir. Porque, la vida es nuestra. Solo nuestra. Es nuestra responsabilidad aprovecharla.

Cada uno da los pasos que cree conveniente. Busca, indaga, intenta conocer porque somos así. Porque después de unos meses de convivencia, miramos el culo de un hombre y los pechos de otra mujer. Porque cuando el cuerpo se llena de feromonas, el deseo nos abruma y la pasión nos invade.

Porque, deseamos apretar una polla fuertemente, y producirle un dolor que haga que su orgasmo sea más intenso. Porque, nos gusta dar un cachete en un culo que nos provoca pasión o un ligero mordisco en el pezón que nos rompe el corazón y nos lleva al éxtasis

Se ha puesto de moda el Bdsm. Seré claro, vivirlo es una forma de vida. Hoy, es una libertad, es un derecho poder llevarla a cabo.

Estarás pensando. – Esta gente está loca.

Piensa

-Cuantas veces has fantaseado con las palabras anteriores. Cuantas veces has deseado cuando has leído la historia.

Tú eres Bdsm.

Sencillamente, aquello que pasa lo que llamamos tradicional lo es.

Una mirada puede provocar un orgasmo. Una sonrisa atada a una silla y con el interior de cada persona repleto de pasión, viviendo descargas de vida, puede provocar un orgasmo.

¿Qué diferencia hay entre cada una de ellas?

Solo tú eres la diferencia. Nadie más.

Hace años abrimos al mundo nuestros deseos. Comenzamos bajo avatares ocultos, vivencias reales. No sabíamos a donde nos conduciría el camino. Pero si, que lo viviríamos juntos.

Hoy algunas personas comparten ese camino. Todos hemos evolucionado. Otras se han quedado en el camino. Y deseamos, que nuevas realidades nos acompañen en él.


Esta,  intenta ser esa historia.


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