Cuantas veces pienso que todo es igual, que da igual todo,
que cada momento es similar al otro. Hace días que ronda en mi mente trasladar
en palabras pensamientos que algunos llamaran obscenos, no por lo que dicen,
sino por aquello que significan.
Me canso. Me aburro. Me decepciono. Que pocas personas
merecen la pena, que pocas ideas merecen la pena.
Muchos dirán, pero este de que va……Nada más lejos de ello.
Son pensamientos, la verdad no es absoluta. Cada uno tiene la suya, igual de respetable,
igual de cierta. Pensar diferente no es motivo de enfrentamiento, sino de
confrontación, de aceptación, de realidad. Significa ser capaz de aceptar otros
estilos de actuar y eso es siempre positivo.
Pero la sinceridad, que difícil es encontrarla. Todos
ocultamos algo, todos. La cuestión es atreverse a decir que es aquello que
ocultamos y él porqué.
A lo largo de estos años he vivido situaciones, momentos,
que jamás llegue a pensar que sucederían. Siempre pensé que tenía facilidad de
palabra, de expresión, y sin embargo, ahora me siento incapaz de comenzar a
expresar tantas cosas, tantas personas, tantos miedos, tanta verdad, y siempre
sinceridad.
Alguien me pregunto un día, ¿Por qué eres Amo?.
Menuda pregunta. Porque la respuesta es densa, o quizás
no….Una respuesta corta, soy así.
Muchos pensarán, ¿qué es eso de ser así ?.
Tampoco tendría
una respuesta inmediata, quizás tendría que empezar a expresar momentos, a
transmitir en palabras latidos del corazón.
O, ¿quizás?. Habría que decir, que es eso, que es ser Amo,
quien decide, quién da un título.
Leo en el muro del Facebook. Veo publicaciones. Veo fotos.
Veo perfiles.
Pero ¿veo personas?
Quizás sea esa la diferencia. Quiero conocer a personas.
Espero llegar a sentir la sinceridad. Su verdad. La mía.
Amanece, descubro una brizna de aire a través de la ventana,
hacía calor, y no solo por ser Julio.
Desde hacía varios meses, ese calor
sofocaba mi mirada, me había dejado sin respiración, quizás sin sentido.
Un mundo de ilusiones, mezcla de realidad y fantasía nos había llevado a vivir
experiencias que siempre quisimos, y siempre ocultamos a los demás.
Que voy a decir del mundo global, ha alterado nuestras
vidas, y que pronto nos olvidamos de cómo vivíamos. Si digo que los hombres
hacían que el negocio más próspero del mundo fuera el que satisfacía sus
fantasías, no es decir que las mujeres no las tuvieran, sino que sus miedos
eran mayores, que sus obligaciones personales les impedían igualarse a lo que
llamo el término más importante que debemos sentir, ser iguales como personas.
No pretendo transmitir un tratado de filosofía, puedo pensar
en otros países con lo que llamábamos “tienen más libertad”. Siempre lo
considere una falsedad, sencillamente, habían sido capaces de romper sus tabús.
Educación, moral, libertad, ….todo nos ha llevado a desear
vivir más intensamente, a romper nuestros miedos, a mentir con más descaro, ¿a
que nos ha llevado todo esto?....
Si analizo con mi poca cultura las sensaciones que tengo de
la historia que conozco, entiendo la vida como una evolución de subsistencia.
Guerras espartanas interminables, países y culturas desconocidas, incluso en
nuestra actualidad. Generaciones que llevaron a pensamientos y reflexiones que
hoy en día son vigentes. Envidias de un poder lleno de abusos y vicios ocultos,
solo disponibles para los dirigentes.
Esclavitud, lucha, moral.
Religiones que provocan enfrentamientos. O sería mejor
decir, ansía de poder que utiliza a las ideas, para que la cultura no llegue a
las personas y así seguir cumpliendo sus fantasías.
Cuantas imágenes pasan por mi cabeza ahora mismo que soy
incapaz de escribir de una sola vez.
Imaginar guerras, oratoria, orgías, bacanales, religión,
miedo, obscurantismo, vicios ocultos, dominación.
Podría escribir sobre cada uno de esos recuerdos. Pero que
tontos que somos los hombres. Avanzamos en tecnología, avanzamos en cultura,
pero nunca somos capaces de ver que no somos el ombligo del mundo.
Somos lo que somos. Una gota en un océano, y muy pocos son
capaces de cambiar el rumbo. Y tristemente, la gran mayoría ha sido para peor.
Divagar sobre ideas es perderse en la realidad. Pero,
quizás, es una forma de explicar las causas del porque somos, del porque
deseamos, de lo que queremos ser en ese océano invisible que tenemos a nuestro
lado.
Alguien me pregunto, eres Amo. ¿Qué es eso?. Muchos critican
mi forma de ser. Esto no es tener ansia de poder, o ¿sí?.
Sin duda alguna, el enfrentamiento más poderoso, es el de
las ideas. Perder el respeto a las mismas, es perderse el respeto a sí mismo.
Pero ser incapaz de escuchar y respetar las de enfrente es ahogarse en tu ego.
Puedo transformar estas palabras en detalles, pero, ahora
mismo, no sé si quiero. Quizás mañana comience una historia, o quizás no.
Transformar mi vida en palabras, ¿a quién le importa?.
Son recuerdos activos, actos que me han llevado a ser como
soy ahora mismo. Hoy mi vida es respirar, mañana no sé qué encontrare mientras
camino.
Una persona lo hace a mi lado, cogida mi mano, eso me hace
feliz. Otras van detrás, otras al lado.
No quiero correr, solo andar y disfrutar del camino.
Cuantas veces he intentado ponerme a escribir, cuantas veces
algunas personas cercanas me han dicho
– “plasma en palabras tus vivencias y pon el mundo patas
arriba”
Siempre he pensado que sabía expresarme mejor que escribir,
siempre he pensado que mi vida era una parte más de todo un mundo lleno de
experiencias, pero nunca, que esas vivencias podrían ser importantes para
alguien.
Oh, ¿quizás sí?
No sé cómo iniciar este camino. Porque al igual que la vida,
cada paso hacia lo desconocido, hacía el mañana, ha sido un paso firme a lo
largo de cada día y cada segundo de lo vivido.
Todos tenemos una historia, todos. Esta puede ser la mía, o
¿quizás la tuya?
Me considero un hombre joven, aunque otros me dirían que soy
maduro, o quizás en algunas culturas o en otro tiempo, viejo. Ya supere la que
llaman la crisis de los 40, que tiempos aquellos en los que el cuerpo aun
respondía a todas las necesidades del deseo. Dicen que soy un hombre.
Considerarlo en el pleno sentido de la palabra. Hoy, la juventud destaca por
muchas cosas, pero la grandeza de un cuerpo no es solo el físico, sino la
vivencia del alma.
¿Cómo ha pasado?, - seré
sincero, lo desconozco.
Llegar a vivir, a sentir, tener las experiencias que a lo
largo de estos años he compartido, es algo que jamás imagine. El hombre, la
mujer, tiene una serie de deseos, una serie de fantasías, que ocultas, son el
motor de la vida humana.
Nos levantamos para ir a la oficina, o quizás atendemos a
nuestros hijos como prioridad. Queremos descubrir ese interior, soñamos con
vivirlo, disfrutamos del placer que nos da. Y, ahora, damos el paso. Lo
vivimos.
La sociedad no ha cambiado tanto. Nos movemos en un mundo
vibrante, enérgico, hoy globalizado.
La tecnología ha conseguido romper los moldes de la convivencia. Todo es
más rápido, el tiempo se transforma en segundos cuando la información nos llega
de la otra parte del mundo. Sabemos las noticias en el acto. Competimos con el
resto para poder tener unas migajas y vivir. Comer.
Hoy, subsistir.
Que mayores somos.
Pero el hombre se olvida de lo más importante, de sí mismo.
Somos conscientes de la evolución de las tecnologías, del
cambio que cada paso que hemos dado ha supuesto en nuestras vidas. Anotamos
todo. Como curar, como matar, como competir.
Miro alrededor y veo luchas. Luchas que siguen siendo la
fuente de la economía, de los intereses que siempre el poderoso ha impuesto a
los demás.
¿Tanto hemos cambiado?
O quizás, no somos capaces de acordarnos de nosotros mismos.
Porque, lo importante, somos nosotros, las personas.
Los vicios que deseamos son parte de nuestra vida. Una vida
oculta, pero una vida real. No figura en ningún manual de educación, nadie nos
informa de que vamos a encontrar, pero queremos descubrirlo.
No pensamos que el vecino de al lado tiene los mismos
deseos, las mismas fantasías. Pero, hoy, eso es así. La única diferencia es que
cualquiera puede ocultarse detrás de la tecnología para cumplirlas.
No hace
falta ser poderoso, no hace falta obligar a nadie como en la historia ha
sucedido. Porque, sea el rol que sea, sea la fantasía que sea, siempre hay
alguien en este mundo virtual, que desea compartirla contigo.
Hace años que me incorpore al mundo virtual, una vida
paralela, oculta.
¿Soy otro? – No.
Sencillamente en la vida real, muy pocas personas se pueden
permitir decir la verdad, lo que sienten.
Los trabajos, las amistades, nada que
rompa las normas establecidas se consiente. La hipocresía es la base de todas
las relaciones. Incluso de las más íntimas, incluso la de nuestras parejas.
Yo he tenido la suerte de avanzar con ella. Compartimos
nuestras vidas, nuestros hijos. Acompañamos en el despertar del amanecer de cada
deseo y en los sueños de la vigilia cada sensación.
-¿Ha sido fácil? – Diré que no. Pero hoy, también diré, que
ha sido posible.
Mi nombre es O Yama-Tsumi,
También diré, me llamo Jose, y tengo una vida real. Las dos
son parte de un todo que forma mi persona. Una sin otra no dirían nada de mí.
Las dos se complementan, y a pesar de las dificultades, intento ser yo mismo en
todas las circunstancias.
La realidad es que siento que mi vida no debe ser más
interesante que la de otras personas. Pero es la que me ha tocado, y voy a
intentar contarla.
El nombre y mi avatar intentan reflejar misterio.
Pero no fue siempre así.
Hace unos meses se publicó un libro que está siendo un
Bet-Seller. Una novela que habla de deseos íntimos, que convierte un mundo que
muchos consideran oscuro, en una novela rosa. Habla de amor, de relaciones, de
entrega, y habla de fantasías.
Se ha puesto de moda el Bdsm.
No es nuevo, este mundo existe desde que el hombre vive,
desde que queremos parar el límite de la vida y experimentar. Hoy, la cultura
en la que vivimos, la ética, hace sentir a muchas personas que ese límite es
incompatible con la moral.
Es curioso, la moral.
Cada sociedad, cada modo de vivir en los cinco continentes
es diferente, cada religión, cada educación es diversa. Tenemos miedo de los
dioses, bajo el nombre que cada uno le dé. Desconocemos que pasará más allá de
la percepción real de nuestra vida. Lo oculto, o lo abierto. La historia o la
tradición. Pasado, futuro. Presente
Cada momento, es igual en todas las partes. Da igual tenga
hambre o este ahogado en la abundancia.
Da igual hombre o mujer. Da igual joven
que adulto. Da igual…
Solo hay una verdad.
Tenemos unas
necesidades primarias que satisfacer. Desde el niño que quiere descubrir su
cuerpo hasta el adulto que no se encuentra la dentadura postiza y se fija en
unos pechos voluminosos.
Nadie se escapa a esa realidad. Porque como el comer, beber
y dormir. El sexo es necesario. Y es, el único, que es capaz de modificar el
resto de nuestra primaria vida.
La moral, esa forma de culturizar y volvernos hombres.
Hombres inteligentes, capaces de superar nuestros instintos primarios, pero
capaz de olvidarnos del mundo que llora, del mundo que muere. Esa moral, limita
nuestros actos, oculta nuestras pasiones, pero no evita nuestros deseos.
Es así.
Y, siempre, ha sido así.
Una novela rosa ha puesto de moda, o mejor dicho, ha hablado
en público, en una sociedad tradicional gustos y formas de vida. Pero esa
novela se ha quedado en la superficie de la realidad.
Existen códigos, existen reglas, existen definiciones. Todas
válidas, todas reales. Pero solo una cierta, la vida es nuestra y la vivimos
nosotros.
A pesar de esas reglas, como en el resto, cada persona actúa
de una manera, cada uno asiente con la cabeza sus miedos, los comparten y los
viven.
Los desean.
Que el BDSM es una unión de letras no es lo relevante, lo importante es aquello que cada una de ellas pretende transmitir. Es esa conjunción de deseos,
de acuerdos, de respeto, es la que debe imperar en su forma de expresarlo.
Si queremos compartir esas fantasías, esos deseos, con otras
personas, deben de existir unas reglas básicas. Pero como todo en la vida, esas
reglas se rompen y nos salpican a la realidad del delito, a transponer nuestro
placer en contra del otro. A eliminar el acuerdo de vivir.
Han pasado siglos desde que el hombre deseo romper la
esclavitud, hemos evolucionado, tecnológicamente, pero nos olvidamos de
nosotros mismos.
Esos deseos, reales, ocultos, están mal vistos. Pero
existen. Roles acordados, sensaciones de vivir y sentir. No se puede evitar, no
se puede olvidar un deseo.
Pero se puede hacer que ese miedo desaparezca, porque como
cada persona, cada hombre o mujer es capaz de decidir libremente lo que desea.
Y si eso que siente, no está éticamente bien visto por la sociedad, ese hombre,
esa mujer, no vive. Lucha contra sí mismo, contra la realidad.
Esto es, para mí, este mundo. La libertad de poder expresar,
consensuar y vivir ampliamente y de forma real cualquier deseo.
Muchos creen que cuatro latigazos y dos ataduras son Bdsm.
Las imágenes pornográficas ayudan a ello. Las películas sean de temática o
llamemos tradicionales de sexo, nos dan una idea falsa.
Las personas sienten, desean, necesitan tener orgasmos.
Disfrutar de cada poro de la piel y su sudor. Eso es físico. Es necesario. Pero
de pan el hombre no desea solo vivir.
De sentir, Si.
Unas personas se atreven a intentar conocer su mundo interior, otras no. Pero eso no
significa que su mundo interior no exista, aunque se critique en público su
realidad.
A todos nos gusta una imagen bonita, algo que nos transmita
y haga imaginar. Pocos se atreven a ello.
El miedo debe de dejar existir. Porque, la vida es nuestra.
Solo nuestra. Es nuestra responsabilidad aprovecharla.
Cada uno da los pasos que cree conveniente. Busca, indaga,
intenta conocer porque somos así. Porque después de unos meses de convivencia,
miramos el culo de un hombre y los pechos de otra mujer. Porque cuando el
cuerpo se llena de feromonas, el deseo nos abruma y la pasión nos invade.
Porque, deseamos apretar una polla fuertemente, y producirle
un dolor que haga que su orgasmo sea más intenso. Porque, nos gusta dar un
cachete en un culo que nos provoca pasión o un ligero mordisco en el pezón que
nos rompe el corazón y nos lleva al éxtasis
Se ha puesto de moda el Bdsm. Seré claro, vivirlo es una
forma de vida. Hoy, es una libertad, es un derecho poder llevarla a cabo.
Estarás pensando. – Esta gente está loca.
Piensa
-Cuantas veces has fantaseado con las palabras anteriores.
Cuantas veces has deseado cuando has leído la historia.
Tú eres Bdsm.
Sencillamente, aquello que pasa lo que llamamos tradicional
lo es.
Una mirada puede provocar un orgasmo. Una sonrisa atada a
una silla y con el interior de cada persona repleto de pasión, viviendo
descargas de vida, puede provocar un orgasmo.
¿Qué diferencia hay entre cada una de ellas?
Solo tú eres la diferencia. Nadie más.
Hace años abrimos al mundo nuestros deseos. Comenzamos bajo
avatares ocultos, vivencias reales. No sabíamos a donde nos conduciría el
camino. Pero si, que lo viviríamos juntos.
Hoy algunas personas comparten ese camino. Todos hemos
evolucionado. Otras se han quedado en el camino. Y deseamos, que nuevas
realidades nos acompañen en él.
Esta, intenta ser esa
historia.
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